Hoy se reconoce que una sociedad con iniciativa es la base para generar empleo y crecimiento económico. Por esta razón, cada vez es más frecuente encontrar iniciativas educativas, públicas o privadas, orientadas a fomentar la cultura emprendedora desde la escuela.

Este curso, por ejemplo, los alumnos de educación Secundaria de La Rioja y Murcia podrán adentrarse en el mundo empresarial gracias a la implantación del proyecto Empresa Joven Europea (EJE). Una iniciativa donde los estudiantes crean y gestionan una cooperativa de comercio internacional en la que intercambian productos con socias de otros países o regiones españolas, en la actualidad más de 800. Las comunicaciones se hacen a través de videoconferencia y los productos importados se venden después en el mercado local.

Empresarios de ocho años

Pero la creación de cooperativas escolares puede partir incluso desde la educación primaria. Niños de 8 a 11 años se convierten en empresarios gracias al programa Emprender en mi Escuela (EME). En este caso los alumnos fabrican sus propios productos, hacen controles de calidad y los venden en un mercado de su localidad una vez al año.

Los programas EJE y EME nacieron hace ya diez años en Asturias, de la mano de la Ciudad Tecnológica de Valnalón, y poco a poco se han implantado en otras Comunidades Autónomas. "Los gobiernos regionales son cada vez más receptivos a la educación emprendedora", asegura José Manuel Pérez, gerente de Valnalón. El compromiso de Extremadura y Asturias lleva incluso a que Empresa Joven Europea sea una asignatura optativa que los colegios deben ofertar de manera obligatoria.

Este tipo de programas educativos permite desarrollar los rasgos propios del espíritu emprendedor: creatividad, asunción de riesgos, liderazgo, trabajo en equipo, dotes de comunicación, etc. Un conjunto de habilidades imprescindibles para lograr una sociedad más competitiva y comprometida socialmente. "Los emprendedores económicos son importantes, pero también los sociales y los emprendedores a sueldo", recuerda José Manuel. "Hace falta un cambio de mentalidad", sentencia.

Para impulsar ese cambio y fomentar la cultura emprendedora desde una edad temprana también las empresas participan en proyectos educativos. Es el caso de Siemens que el pasado curso escolar envió a algunos de sus principales ejecutivos a impartir clases en siete colegios madrileños.

Otra modalidad son los concursos, de dibujos y redacciones para los pequeños o los certámenes de proyectos empresariales, pensados para los alumnos de más edad. También los juegos. En Navarra los estudiantes participan en Enrédate, "es como jugar al Trivial, pero con preguntas de marketing o temas jurídicos relacionadas con la creación de empresas", explica María Sanz de Galdeano, responsable del área de emprendedores de CEIN. Tampoco se puede olvidar las herramientas virtuales y, en especial, los simuladores, que permiten a los escolares familiarizarse con procesos de toma de decisiones, inversión y gestión.

La organización de talleres, visitas a empresas y jornadas de información completan el compendio de actividades que se dirigen a despertar la iniciativa de los estudiantes. El Consejo Superior de Cámaras organizó el año pasado 66 charlas, repartidas por el territorio nacional, a las que asistieron 2.943 alumnos de ESO, Bachillerato y FP.


Patricia Rubio – Madrid – 08/09/2009