Los estudiantes son los principales beneficiados del contacto con profesionales y emprendedores durante su etapa formativa. Este tipo de iniciativas influyen positivamente en:

  • Aspiraciones académicas y profesionales
  • Empleabilidad
  • Movilidad social


Aunque es habitual que los jóvenes sean uno de los colectivos con mayores dificultades para acceder al mercado laboral, la tasa de desempleo juvenil varía significativamente entre los diferentes países de la OECD.  

Las razones que mejor explican estas dificultades son la falta de experiencia laboral, la falta de habilidades en la búsqueda de empleo y la falta de redes que les ayuden a encontrar trabajo.
Según un estudio de la OCDE aquellos países cuyos sistemas educativos ofrecen una combinación de educación formal y experiencia en/contacto con un centro de trabajo asociados a la formación profesional (ej modelo alemán de aprendizaje dual) muestran unas tasas de desempleo juvenil mucho menores que la media.

En EEUU otro estudio ha demostrado que aquellos itinerarios formativos que incluyen un alto grado de contacto con ´empleadores´ tienen un impacto positivo en las perspectivas laborales de los alumnos.  

A este lado del océano, un estudio del Reino Unido identificó una correlación estadísticamente significativa entre el número de contactos de jóvenes de entre 14 y 19 años con ´empleadores´ (a través de charlas, prácticas en empresas) y su posterior confianza (entre los 19-24 años) en sus propias posibilidades para lograr los objetivos profesionales que se proponen así como la disminución de la probabilidad de que no se encuentren ni estudiando ni trabajando y un mayor salario en el caso de que tengan un empleo.

Un 7% de los jóvenes encuestados recordaban haber participado en más de 4 actividades de este tipo. En este grupo era 5 veces menos probable encontrar a personas que no estuvieran ni estudiando ni trabajando (NINIs).  Al mismo tiempo, los ingresos de este grupo superaban en un 16 % a los de compañeros que no recordaban haber participado en ese tipo de actividades. Estos resultados se mantienen independientemente del nivel de formación.  

La literatura sugiere que estas ventajas se explican en gran medida por un aumento de su capital social (acceso a fuentes de información de confianza y no redundante), un proceso en el que la calidad y la diversidad de estos contactos tienen más peso que la mera cantidad.

Se sabe que los jóvenes tienen especialmente en cuenta las opiniones de los profesionales con los que tienen la oportunidad de entrar en contacto durante su etapa formativa y reconocen que estos contactos son de gran ayuda a la hora de tomar decisiones relativas a su carrera académica y profesional.  

Un estudio longitudinal ha resaltado los costes de la indecisión o de tener perspectivas poco realistas a los 16 años y su repercusión directa en un aumento del riesgo de convertirse en NINIs o de percibir salarios más bajos.

Las oportunidades para entrar en contacto con empleadores pueden servir tanto para complementar ventajas sociales ya existentes como para compensar desventajas.