Invitados por la Cooperativa Chorotega, Cooperativa de Ahorro y Crédito, tuvimos la oportunidad de viajar a Honduras. La cooperativa, de 58 años de trayectoria, empezó como servicio financiero a las personas menos favorecidas y en la actualidad, se han propuesto ser un referente para la comunidad hondureña, generando espacios y condiciones de inclusión socioeconómico y fortaleciendo su desarrollo integral, siendo el del emprendimiento uno de los más destacados, con 143.993 afiliados, con unos activos de 5.429 millones de lempiras y una de las cooperativas más grandes de Honduras.
Los números y las cifras abrumadoras, apenas reflejan, su valor más importante y preciado: las personas, el corazón que mueve la cooperativa hacia un futuro más sostenible y comprometido. En las largas conversaciones que tuvimos, se destilaba el entusiasmo de las personas jóvenes por convertir sus sueños en realidades, haciendo honor a un graffiti que había en una de las empresas que visitamos “el que no sueña, no triunfa” y del comité que llamamos de sabios, ocupados por fortalecer la Cooperativa preparando el relevo con naturalidad, ¡cuánto hemos aprendido!
Hemos visitado empresas de turismo rural, sus promotores han conseguido que su comunidad pasara de depredar el bosque a ser su guardiana, haciéndole crecer y de esta forma vivir de él de forma digna. Participamos en el proceso del cacao hasta llegar al chocolate, utilizando alguna chocolatera. El valor de lo artesanal y de lo hecho en casa el café, como una pequeña comunidad ha logrado a través de una asociación reunir 300 productores de café con un sello de calidad, catalogado como el mejor café del mundo en el último World of Coffee, celebrado en Dinamarca. Cooperativas plataneras, un trabajo duro, durísimo, modelos de emprendimientos respetuosos con el medio ambiente y comprometidos con su comunidad.
En la III Convención Internacional de Cooperativismo y Economía Social, “Hacia la Transformación Estratégica Sostenible”, se dieron cita 15 países de tres continentes, y las palabras que se repetían eran las mismas: personas, educación, comunidad, tradición, compromiso y sostenibilidad.
Paz y Bien, cómo dicen en Honduras
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